diumenge, de juny 17, 2007

agonitzant

El cel s’arruga com una bola de paper que, maliciosament, amaga una pedra al seu interior. Cau de plom i et pega al cap, i et desplomes en terra, inconscient, però feliç, sense preocupacions. Però despertes, i te n’adones que t’ha caigut el cel damunt, i que, malgrat això, la vida continua, burlant-se, potser, de la teua desgràcia. No ho desitges, no ho vols, no ho acceptes, no ho reconeixes, però en el fons, saps que és així. I que, encara que no ho vulgues, saps que d’ací un temps ni recordaràs aquest moment. O potser sí, i te’n riuràs d’ell, o l’enyoraràs, o l’admiraràs. Però ara has de ser forta i mirar endavant, per poder-ho portar sense pena, sense ràbia, aguantant el dolor que cada vegada és més fort i que no et deixa dormir de nit (ni de dia). Et queda poc per arribar al final, però ja no pots més.
Aleshores veus que la teua família està per recolzar-te, per fer-te feliç i especial almenys un moment que, sense que se n’adone, ha recarregat les piles que et feien falta. Encara fluixeges, però ja no és tan greu el dolor.
Fins el dimecres. I res més.

dimarts, de juny 12, 2007

Con diez cañones por banda

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo escapar;
Que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.»



Porte tota la setmana pensant en esta poesia i en Cuttlas... per què serà?


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